En las dependencias de la catedral de la Asunción de Lviv, en la Ucrania occidental, vive una mujer acogida por el obispo Macario. Su nombre es Nina Nemerovska y es profesora de lenguas en la Academia Militar de la Universidad Politécnica de Járkov. Esta ciudad a 800 kilómetros de Lviv sufre uno de los asedios más violentos de la guerra. Tiene 70 años, es menuda y lleva una boina roja que le cubre media cabeza. Nemerovska ha sido una destacada militante para separar a la Iglesia ortodoxa ucrania de la obediencia al patriarca de Moscú. “En Járkov, los que marcan los edificios que hay que bombardear a los aviones del invasor son vecinos fieles de la Iglesia rusa”, afirma esta filóloga.
Los católicos se movilizan con el Ejército ucranio mientras las comunidades ortodoxas se rompen según su fidelidad a Kiev o a MoscúLeer más